ORIENTE MEDIO

ISRAEL

Israel mantiene su política de opacidad estratégica, preservando su disuasión y garantizando su seguridad ante un entorno regional hostil.

Doctrina nuclear

  • Política de “opacidad nuclear”: no confirma ni niega la posesión de armas atómicas.

  • No firmante del TNP, fuera del marco del OIEA.

  • Mantiene la Doctrina Begin: destruir preventivamente instalaciones nucleares hostiles en la región.

    Acuerdos y alianzas

    • Fuerte cooperación militar y tecnológica con Estados Unidos y Europa.

    • Colaboración discreta con socios occidentales en materia de inteligencia nuclear.

    • Dependencia parcial de la coordinación estratégica con Washington, aunque con autonomía operacional.

    Tendencias de expansión

    • Se estima que posee aproximadamente 80 ojivas nucleares (SIPRI).

    • Opera el reactor de Dimona (Néguev) y una tríada incipiente de vectores.

    • Su política de ambigüedad le permite preservar disuasión sin costos diplomáticos directos, pero debilita la legitimidad del régimen de no proliferación.

    ORIENTE MEDIO – ISRAEL

    AMBIGÜEDAD NUCLEAR COMO ESCUDO

    La principal motivación de Israel para mantener capacidades nucleares se basa en mantener su seguridad existencial como Estado. Rodeado desde su creación por vecinos hostiles y sometido a múltiples conflictos desde 1948, el país considera el arma nuclear como el último garante de su supervivencia.

    En esta línea, mantiene una estrategia de “opacidad nuclear”, destinada a preservar la ambigüedad estratégica y evitar presiones diplomáticas directas . Esta política responde tanto al temor de provocar una reacción en cadena en el mundo árabe, como a la necesidad de mantener la cohesión interna y no afectar la relación con Estados Unidos, cuyo compromiso con la no proliferación podría verse afectado por un reconocimiento explícito del arsenal israelí.

    Adicionalmente el país sigue una doctrina preventiva, conocida como la “Doctrina Begin” , formulada de manera no oficial tras la Operación Ópera, en la que Israel destruyó un reactor nuclear en Iraq en 1981. Este principio establece que el Estado israelí no permitirá el desarrollo de capacidades nucleares en países considerados hostiles de su entorno. En este marco, pueden citarse varias operaciones militares contra instalaciones nucleares en Iraq y Siria, así como las acciones más recientes en territorio iraní, como la ya mencionada Operación Martillo.

    Irán, a diferencia de los demás países atacados, representa la amenaza más significativa para Israel, tanto por su avance en el enriquecimiento de uranio como por su capacidad tecnológica y proyección regional. La distancia geográfica y la experiencia adquirida por Teherán tras los sucesivos intentos de sabotaje a sus plantas han exigido a Israel un doble esfuerzo para mantener su objetivo estratégico de impedir cualquier desarrollo nuclear iraní.

    Hasta el momento, Israel ha logrado mantener una posición estratégica gracias a su superioridad tecnológica y a una alianza sólida con Estados Unidos y Europa. La complicidad estratégica occidental quedó de manifiesto durante la Operación Martillo de Medianoche, ejecutada por Estados Unidos . Este evento, sumado a la Operación León Naciente lanzada previamente en junio de 2025 por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), ha supuesto una escalada significativa de la tensión regional y un aumento de los enfrentamientos directos, introduciendo una nueva dimensión en la dinámica de seguridad de Oriente Medio.

    Sin embargo, las tensiones derivadas de la guerra en Gaza han generado fricciones con varios países europeos, como Francia y el Reino Unido, lo que ha limitado parcialmente el apoyo internacional y ha incrementado el aislamiento diplomático del país en determinados foros internacionales.

    Israel mantiene una posición singular dentro del régimen internacional de no proliferación. No ha reconocido oficialmente la posesión de armas nucleares ni se ha adherido al TNP, lo que lo mantiene fuera del sistema de supervisión de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). Sin embargo, existe un consenso generalizado en la comunidad internacional respecto a que el país dispone de armas nucleares . En particular, el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo  estima que Israel cuenta con alrededor de 80 cabezas nucleares y que mantiene operativo el reactor de Dimona, ubicado en el desierto del Néguev.

    Esta política de ambigüedad deliberada ha permitido a Israel consolidar su disuasión regional sin asumir los costes diplomáticos de una proliferación declarada. El país preserva una doble ventaja estratégica: por un lado, proyecta poder sobre su entorno inmediato, y por otro, mantiene una cooperación estrecha con Estados Unidos y Europa sin vulnerar formalmente los marcos de no proliferación. No obstante, esta posición erosiona la credibilidad normativa del TNP y refuerza la percepción de un doble rasero en la aplicación del régimen, especialmente frente a Estados como Irán, para quienes el caso israelí constituye un argumento recurrente de legitimación nuclear.

    Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

    ACEPTAR
    Aviso de cookies