ORIENTE MEDIO

ARABIA SAUDI

Arabia Saudí considera desarrollar capacidades nucleares civiles y militares para igualar a Irán y fortalecer su papel regional estratégico.

Doctrina nuclear

  • Parte del TNP, pero su doctrina responde a la lógica de “disuasión por simetría” frente a Irán.

  • Declara que desarrollará capacidades nucleares si Teherán cruza el umbral militar.

  • Utiliza el argumento nuclear como instrumento de prestigio y afirmación geopolítica en el Golfo.

    Acuerdos y alianzas

    • En 2025, firmó un pacto de defensa mutua con Pakistán, interpretado como un paraguas nuclear tácito.

    • Cooperación con Estados Unidos en materia energética, pero tensión sobre inspecciones del OIEA.

    • Interés en diversificar socios tecnológicos, incluyendo China y Corea del Sur para proyectos civiles.

    Tendencias de expansión

    • Busca dominar el ciclo del combustible nuclear como paso previo a un programa autónomo.

    • Proyecta construir reactores con cobertura civil, manteniendo una ambigüedad estratégica creciente.

    • En un escenario de colapso del JCPOA, Riad podría acelerar un programa militar latente, apoyado por Pakistán.

    ORIENTE MEDIO – ARABIA SAUDI

    EQUILIBRIO NUCLEAR EN EL GOLFO PERSICO

    La motivación saudí dentro del desarrollo nuclear responde en gran medida a un equilibrio de poder con Irán. El príncipe Mohammed bin Salman, ha llegado a declarar que, si su rival llega a consolidar un arsenal nuclear, su propia seguridad estaría en riesgo, y por ello ha dejado claro que no se quedaría rezagado.

    La doctrina saudi responde a una “disuasión por simetría”, es decir, si Irán logra la capacidad de fabricar un arma, Arabia Saudí buscará lo mismo como contrapeso. Esta lógica de rivalidad geopolítica se enmarca en la lucha por la hegemonía en el Golfo Pérsico, además, de haber un componente de proyección internacional.

    En la actualidad, el estado saudí no cuenta con una bomba atómica, ni un arsenal nuclear  Este, al formar parte del TNP se adhiere a las regulaciones fomentadas por el pacto, aunque Bin Salman no descarta explotar los recursos naturales de su país y comenzar el proceso de enriquecimiento de uranio. La incertidumbre provocada por la falta de transparencia en torno a las actividades nucleares de Irán aumenta las preocupaciones de Riad en materia de seguridad fomentando un plan B, que contemple el desarrollo de capacidades nucleares propias, ya sea con fines civiles como cobertura inicial o con una posible proyección militar a largo plazo. 

    A la misma vez, en septiembre de 2025 se ha firmado un pacto entre Arabia Saudí y Pakistán de defensa mutua. Este, supone una nueva alianza estratégica donde se ha insinuado que Pakistán proveerá de un paraguas nuclear a Arabia Saudi. A pesar de que el ministro de Defensa pakistaní, Khawaja Muhammad Asif, no declaró de manera explícita que las armas nucleares no estaban contempladas en el pacto, añadió que el acuerdo podría extenderse a otras naciones del Golfo. 

    En el largo plazo, Arabia Saudí aspira a ser percibida como un actor central no solo por su petróleo, sino también por su capacidad de manejar tecnologías avanzadas. Dominar el ciclo nuclear, aunque sea con fines civiles, le permitiría posicionarse como potencia moderna y con peso estratégico, lo que refuerza su imagen frente a Occidente y el mundo islámico.

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