EURO ATLANTICO

EEUU

Washington combina modernización nuclear y operaciones preventivas, liderando la arquitectura disuasoria mundial mientras erosiona el régimen de no proliferación.

Doctrina nuclear

  • Disuasión adaptativa basada en capacidades flexibles (nucleares, cibernéticas, espaciales, convencionales)
  • Política de ambigüedad calculada que reserva el derecho al primer uso nuclear
  • Operación Martillo de Medianoche (febrero 2025): primer uso operativo de activos nucleares estratégicos contra Estado no nuclear
  • Precedente doctrinal sin precedentes para contraproliferación coercitiva
  • Evaluación de amenazas multidimensionales y respuesta escalonada

Acuerdos y alianzas

  • Firmante original del TNP desde 1968, ratificó en 1970
  • Líder del mecanismo de nuclear sharing de la OTAN
  • Nuclear sharing con: Alemania, Turquía, Países Bajos, Bélgica, Italia y Reino Unido (2025)
  • Coordinación estratégica con Israel en operaciones de contraproliferación
  • Pilares regionales: Japón, Corea del Sur, Australia en Indo-Pacífico

    Tendencias de expansión

    • Arsenal nuclear más avanzado y diversificado del mundo
    • Sistemas de segunda generación operativos en tríada estratégica completa
    • Disuasión simultánea frente a múltiples adversarios: Rusia, China, Corea del Norte, Irán
    • Mejor coordinación entre estrategias de disuasión convencional y nuclear
    • Modernización continua de capacidades nucleares estratégicas

      EURO ATLANTICO – EEUU

      DISUASION GLOBAL Y LIDERAZGO INCIERTO

      Estados Unidos desarrolló capacidades nucleares durante la Segunda Guerra Mundial como respuesta al programa nuclear alemán y para terminar el conflicto con Japón. Durante la Guerra Fría, posteriormente se sentaron las bases de la disuasión extendida de la OTAN, proporcionando, en consecuencia, un paraguas nuclear a los aliados de la Alianza. A día de hoy representa el arsenal nuclear más avanzado y diversificado del mundo, con sistemas de segunda generación plenamente operativos en los tres vectores de la tríada estratégica.

      Como impulsores del desarrollo nuclear, el país americano se enfrenta al reto de sostener una disuasión simultánea frente a múltiples adversarios estratégicos, en un entorno marcado por la competencia entre grandes potencias. Rusia constituye la amenaza más inmediata, especialmente en el contexto de la guerra de Ucrania y la modernización de su arsenal táctico. China representa el principal desafío a largo plazo, debido a la expansión acelerada de su capacidad nuclear y a su intención de alcanzar una disuasión creíble frente a Washington, con especial foco en el estrecho de Taiwán.

      A ello se suma Corea del Norte, cuya combinación de ojivas nucleares y misiles balísticos intercontinentales probados mantiene una amenaza persistente para Estados Unidos y sus aliados. Finalmente, Irán continúa siendo la principal preocupación en materia de proliferación regional, dada su progresiva capacidad de enriquecimiento y la incertidumbre sobre sus verdaderas intenciones estratégicas .

      Frente a este último Estado, la administración Trump ha vuelto a priorizar la contención del programa nuclear iraní. El 4 de febrero de 2025, el presidente firmó el Memorando Presidencial de Seguridad Nacional 2 (NSPM-2), que restableció la campaña de “máxima presión” sobre Teherán. Como parte de esta estrategia, Estados Unidos ejecutó la Operación Martillo de Medianoche, cuyo objetivo fue frenar el avance de las capacidades nucleares iraníes.

      Según el portavoz del Pentágono, Sean Parnell, las acciones militares habrían “degradado su programa por uno o dos años”. No obstante, expertos como Rafael Grossi, director general de la AIEA, han advertido que Irán podría reanudar el enriquecimiento de uranio en cuestión de meses, al mantener la infraestructura industrial y tecnológica necesaria para ello.

      Estos ataques representan el primer uso operacional de activos nucleares estratégicos contra un Estado no nuclear, con fines de contraproliferación. Esta acción, aunque fortalece la posición de Estados Unidos como garante militar del régimen de no proliferación, ha debilitado el TNP, provocando que el Parlamento iraní aprobara por unanimidad la suspensión de la cooperación con la AIEA y considerara su retirada del tratado.

      La doctrina nuclear estadounidense se fundamenta en una disuasión adaptativa, apoyada en capacidades flexibles, nucleares, cibernéticas, espaciales y convencionales, destinadas a responder a una gama amplia de amenazas estratégicas, según lo establecido en la Nuclear Posture Review de 2022. Washington mantiene una política de ambigüedad calculada, que le reserva el derecho al primer uso nuclear ante ataques no nucleares significativos contra su infraestructura crítica o las fuerzas de sus aliados.

      En el marco de la OTAN, Washington lidera el mecanismo de nuclear sharing, mediante el cual suministra y mantiene armas nucleares desplegadas en territorio aliado. Este acuerdo refuerza la disuasión colectiva y la interoperabilidad nuclear de la Alianza. Alemania, Turquía, Países Bajos, Bélgica e Italia albergan actualmente armamento nuclear estadounidense, al que se ha sumado recientemente el Reino Unido, consolidando su papel como pilar europeo de la disuasión (ver «Reino Unido”).

      La coordinación con Israel y el apoyo de aliados de la OTAN en dicha operación evidencian una integración creciente entre las estrategias de disuasión convencional y nuclear, pero también acentúan la erosión de los mecanismos multilaterales de control de armas. Más allá del ámbito atlántico, Estados Unidos consolida su disuasión extendida en el Indo-Pacífico a través de Japón, Corea del Sur y Australia, que actúan como pilares regionales frente al ascenso nuclear de China y la amenaza norcoreana.

      Estados Unidos ejecuta una doctrina de disuasión integral que combina evaluación de amenazas multidimensionales, capacidades de respuesta escalonada y operaciones preventivas de contraproliferación, generando efectos disuasorios globales mientras introduce nuevas variables de riesgo en la estabilidad del régimen internacional de no proliferación nuclear.

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